la Chacha

Julio César la “Chacha” Villagra es uno de de los máximos ídolos de Alberdi. A la altura de apellidos que dieron la vida por los colores y nos marcaron el rumbo: como Orgaz, Lascano, Dellavalle, Coria, Altamirano, Cuellar y otros. Por más que ya no estén presentes, son eslabones sólidos que unen nuestra historia y nos acompañan en el camino que transitamos.

Villagra era un jugador extraordinario, un muchacho humilde surgido en los potreros de Villa El Libertador, que llegó a Belgrano en 1982 con su bolsito y un sueño a cuestas: llevarlo desde lo más bajo a la Primera División.

Amante del fútbol y el cuartero, se convirtió en el símbolo de una época en la que el Club estaba en ruinas, pero con la pasión popular intacta. El romance entre el último wing y los piratas fue a primera vista en los ´80. Nos regaló una década de caños, gambetas, goles y hasta su corazón, ganándose el amor incondicional del Pueblo (tal vez el mayor de los triunfos).

Defendió la camiseta en todas las categorías: ACF, Regional, Nacional B y el inolvidable ascenso a Primera División en 1991.  En AFA jugó 201 partidos, marcando 24 goles.  Por desgracia disputó sólo un partido en la máxima categoría, frente a River. Se marchó por la puerta de atrás, arrastrando consigo la premisa "en el fútbol hoy sos figura y mañana no sos nadie". Pero dejándonos frases del alma, como: "Yo no juego en Belgrano: juego en el mejor equipo del mundo".

El lunes 13 de septiembre de 1993 se disparó en la cabeza, falleciendo dos días después en el hospital de Urgencias. Miles de ojos y parches se mojaron con lágrimas tras su suicidio, significando su muerte la peor derrota. Se iba al cielo la "Chacha", sin imaginar que le robaba el nombre a un Gigante para siempre.

En su velorio, realizado en cancha de Belgrano, el entonces presidente de la institución -Gregorio Ledesma-, anunció que el estadio pirata pasaría a llamarse "Julio César Villagra", tal como se lo conoce en la actualidad.

En el 2013, a veinte años de su partida, se pudo recuperar su figura gracias a una muestra fotográfica y un emotivo homenaje con familiares y amigos, organizado por la Fotogalería de Belgrano. La película es la coronación de este trabajo integral en torno al ídolo eterno.




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